martes, octubre 10, 2006

CRÍTICA: EL EMPERADOR OCÉANO de Igor Baranko

Alucinante y psicodélica trilogía, publicada por Norma Editorial, de una Rusia postnuclear donde el misticismo, las grandes dosis de drogas de consumo corriente, una sociedad totalmente desquiciada, la avidez de poder, la lucha del bien y del mal, campan a sus anchas en una narración totalmente jodorowskyana y un grafismo muy en la onda de un Moebius onírico, de colores básicos y planos, línea sencilla y detalles mínimos y suficientes para ambientar la desolación imperante.

El mal representado por un loco que ha subido a la presidencia de Rusia y que se cree que es la futura reencarnación de Gengis Khan.

El “bien” representado por su antítesis, su némesis, un místico religioso que se cree un iluminado con una misión en el mundo.

Uno quiere el poder y la vida. El otro quiere alcanzar su destino en el mundo y la muerte.

Y, en medio de ellos, una fuente de luz, una diosa, con un papel sin concretar, donde todo lo que visiona, ¿es real o es un sueño?

Y como punto de unión de esta tríada, el cuerpo de Jamratsyn Noïon, un monje mongol que creía ser la reencarnación de Gengis Khan y que consumiéndose su carne puede reencarnar a Gengis en otro cuerpo, siendo su cadáver codiciado y buscado por todos, portador de el “souldé”, la sed de poder, de conquista, la fuente causante de toda futura destrucción.

Y para finalmente aderezarlo todo, la aparición de una especie de platillos volantes, círculos luminosos, que no se especifica de dónde vienen, que hacen y a dónde van.

Esta lectura produce en el lector desasosiego, a la vez que interés y tensión por saber donde acabará toda esta vorágine irreverente de hechos surrealistas y personajes desquiciados.
Baranko logra conectarnos a la historia, consiguiendo una lectura fácil aunque partiendo de una narración irreal sin pies ni cabeza. Y todo esto lo consigue porque la historia en sí es un punto de fuga, una perspectiva lineal, donde diferentes situaciones, diferentes lugares, diferentes personajes, convergen en un punto de unión, un cadáver, que tiene el don de dar el poder y, al mismo tiempo, la autodestrucción, que todo poder conlleva.

Igor Baranko firmando El Emperador Océano - Reencarnación (Salón del Cómic de Barcelona # 10-06-06)

Como cualquier narración de ciencia-ficción delirante y surrealista, ¿dónde está la frontera entre lo que es sueño y lo que es realidad, entre lo que es factible y lo que es imposible? A veces la ficción supera la realidad.

Un cordial saludo.

1 comentario:

Tinta de historieta dijo...

Excelente analisis. Vere si lo compro alguna vez.

Me gustaria intercambiar links. Mi blog es http://www.tintadehistorieta.com.ar

abz!