jueves, marzo 01, 2007

SEAGUY de Grant Morrison y Cameron Stewart

Miniserie de tres números, publicados en EE.UU. por la Editorial DC Comics bajo el sello Vertigo, y editados en un tomo por la Editorial Planeta DeAgostini.

Grant Morrison está enfermo, y digo enfermo por sufrir una enfermedad mental a la que denominaría incontinencia de ideas, ideas además asociadas a cualquier cosa por increíble que parezca. No voy a empezar a enumerar la ya larga lista, que en su carrera de guionista así lo demuestra, sólo hace falta que caiga en vuestras manos cualquier obra suya, y comprobéis en vuestras propias carnes, el torrente de ideas que es capaz de vomitar este peculiar guionista, y salir bien parado en la mayoría de los casos.

Seaguy pese a ser una historia principalmente de entretenimiento, y por tanto no tocar temas demasiados complejos, ni profundos, no es una excepción, pues aunque no llega a los niveles de surrealismo y paranoia de algunos otros trabajos, sí que posee, entre sus cualidades más importantes, los mismos patrones que han convertido a este guionista en uno de los más cotizados, a la vez que controvertidos del panorama comiquero de todos los tiempos ¿Qué no os lo creéis? Pues cuando acabéis de leer esta reseña, entenderéis lo que os digo.

¿Qué tienen en común un héroe vestido de buzo, y un atún parlante, fumador de puros y alérgico al agua? Pues una gran amistad, por increíble que parezca, y unas ganas de buscar nuevas aventuras, que ya quisieran tener la mayoría de los héroes que nos podemos encontrar hoy en día.

La historia esta localizada en un mundo, en el que no se necesitan ya héroes de ningún tipo, y donde puede pasar cualquier cosa. Encontraremos desde una mujer barbuda que busca un héroe al que poder entregarse en cuerpo y alma, hasta un héroe retirado al perder su poder de volar, y al que sólo le queda subirse a una atracción de feria, con la que pueda volver a sentir nuevamente las mismas sensaciones. Desde cabezas de la isla de Pascua adictas al tabaco, hasta un gondolero que representa a la muerte, y con el que nuestro héroe es capaz de jugar al ajedrez, eso sí, sabiendo que su contrincante es incapaz de distinguir los distintos colores.

La imaginación de Morrison no tiene limites, se le desborda en todo momento, y el derroche que demuestra es tal, que consigue ofrecernos un sin fin de situaciones sorprendentes para el lector, sobretodo para el que no está acostumbrado a sus guiones. Es éste un mundo donde todos su habitantes están controlados por un poder conspiratorio, donde la sociedad esta montada sistemáticamente de tal forma en la que nadie pueda remar a contracorriente ¿A qué me suena esto? Morrison va montando la historia de tal forma, que a veces parece que lo hace como de puntillas, y otras veces te da la sensación de estar perdiéndote algún detalle, de esos detalles puestos a conciencia, y con los que tienes que esforzarte para saber hacia donde van los tiros.

Quizás a Morrison se le pueda achacar que, al ser teóricamente una obra principalmente de entretenimiento, se percibe un cierto desorden de ideas, donde quizás hay a veces situaciones un tanto forzadas, dando una cierta confusión en algunos momentos, sobretodo en una primera lectura, y sobretodo mientras aún no has terminado de leer la historia. Por otra parte, y como curiosidad, Morrison es incluso capaz de introducir hasta un guiño sobre la famosa saga de las tierras infinitas, y que seguro que más de uno, será capaz de descubrir rápidamente.

En cuanto al dibujante, Cameron Stewart consigue hacer un trabajo consistente, adecuándose perfectamente a las exigencias de tan estrambótico guión, y esto es algo que requiere de un cierta destreza, pues no todos son capaces de plasmar tan surreales ideas y salir bien parados. Por una parte consigue reflejar perfectamente el mundo donde se desarrolla la historia, detallándolo cuando hace falta, y consiguiendo ser capaz de dibujar cualquier situación por rocambolesca que sea. Por otra parte, su dominio y buen hacer se ve tanto en momentos dramáticos, como en los momentos más humorísticos, siempre apoyado por un estilo bastante limpio, y que bebe directamente de la animación.

Pues nada, si queréis pasar sobretodo un buen rato leyendo, y disfrutar de unos bonitos dibujos, que aunque lucen bastante en tinta, están coloreados magníficamente para la ocasión, y además no sois alérgicos a las estrafalarias aventuras que nos ofrecen tan particulares personajes, quizás, y digo quizás, debéis probar con este cómic.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Mas tocao, lo tengo pendiente en mi estanteria, por que estoy metido en Manhuas y Mangas esta semana, pero este fín de semana me lo devoro.
Ayer por quinta o sexta vez, me leí el archivo corso de Pétillon, es aditivo, para que luego digan que el cómic solo se lee una vez.
Un saludo,
José Andrés.

Ximo dijo...

José Andrés, ya se que es imperdonable, pero nunca he leído nada de Petillon, pero un día de estos igual cae algo.
Y para segundas o más lecturas nada como Los invisibles de Morrison, siempre se te escapan cosas, por mucho empeño que le pongas, es impresionante la de detallitos que llega a tener esta obra.