viernes, febrero 20, 2009

PIEL COLOR MIEL de Jung

Tomo publicado por la Editorial Rossell.

Uno de los objetivos principales de todo autor está en conseguir arrastrar a los lectores hacia ese particular mundo donde se desarrollan las historias que se nos pretenden contar. Necesitando para ello que, lo que se nos cuenta, fluya de tal manera que no parezca que lo estemos leyendo, sino que, más bien, lo estemos viviendo. Lo cierto es que cuando se trata de una historia de tipo autobiográfico donde, además, nos es contada en primera persona, hace que todo esto cambie en la percepción del lector, pues es el mismo autor el que se identifica como parte participe –pues se trata de su propia historia-, y en ningún momento su objetivo es pretender que el lector se sienta parte de ella –aunque esto, sí que llega a darse en parte, con personas que han vivido experiencias similares, consiguiendo incluso crear una relación emocional intensa hacia la historia-. En esta obra, el autor solo pretende compartir una experiencia –su propia experiencia, su pequeño universo personal- y, para ello, intentará conseguir que el lector principalmente desee conocer, avanzar y profundizar en todo ello.

Partimos de un periodo en el que Corea, después de haber sufrido una guerra que ha hecho que se quede dividida en dos partes –la Corea del Norte bajo influencia soviética y la Corea del Sur bajo influencia norteamericana-, está siendo sometida a una serie de rápidas transformaciones, tanto económicas como sociales. Todo esto, unido a una sociedad que siempre ha sido extremadamente machista -habiendo una gran desigualdad entre hombres y mujeres-, hace que el número de niños abandonados vaya aumentando exponencialmente con cada día que pasa. Esta historia en particular es la de un niño coreano –el propio autor- al que le dan una segunda oportunidad en la vida, después de que lo abandonen en un mercado de Seúl a la edad de cinco años. Por lo tanto, todo girará entorno a sus experiencias y sentimientos ligados a su adopción por parte de una familia belga. Los sentimientos de un niño que se siente distinto, abandonado y desarraigado de lo que le rodea y de sus propios orígenes.

Piel color miel trata principalmente sobre un conflicto -interno en este caso- y sobre ese espíritu en contradicción que suele abordar al ser humano en algunos momentos de su vida que, por supuesto, no le son para nada agradables de recordar, pero que en realidad siempre están presentes en algún rincón de la mente. Y todo esto se ve perfectamente reflejado con esas dudas y preguntas que habitualmente no obtienen respuestas. Jung va montando su historia, utilizando una narración discontinua en el tiempo que acabará por completar ese puzzle que es su vida. Y lo hará de una forma visceral, de una forma directa, donde todo tendrá cabida: la inconsciencia de algunos de sus actos; el descubrimiento de su sexualidad; la asimilación de la cultura local; el rechazo hacia sus orígenes; el amor como una especie de juego o como desahogo; la búsqueda de su identidad; sus demonios internos; sus dudas existenciales o el tener que aceptar sus orígenes son buena muestra de ello.

Por otra parte, y como contrapunto a lo comentado anteriormente, nos encontramos ante un autor que en cierta manera nos lanza una mirada optimista, despreocupada y divertida de su propia vida –tildada, por cierto, de mucho sentido del humor, convirtiendo cualquier situación en un momento gracioso, como para quitar hierro al asunto-, intentando que esto sirva como contrapeso a esa situación de desconcierto y conmoción con que se ha encontrado desde un buen principio. Un autor que, llegado a un punto, no ha tenido más remedio que tomar conciencia de una situación que, con el paso del tiempo, ha necesitado tomar una cierta distancia para poderse contar. Un cómic que sin duda ha enriquecido al propio autor –como él muy bien confiesa- y le ha hecho madurar. Una recreación de su vida en forma de cómic, utilizando principalmente aguadas en blanco y negro, con un dibujo de estilo simple y espontaneo que desprende una cierta frescura en cada una de sus páginas. En definitiva, una historia cien por cien recomendable que, además, está editada de forma espectacular, de esas ediciones que son para toda la vida.

1 comentario:

manduley dijo...

Esta historia gráfica es, junto con Blanket y Chunkie Rice, de las mejores que he leído. Desde las primeras hojas me emocionó e, incluso, lloré a muerte. No soy adoptada pero si conozco la historia coreana porque hablo coreano. Grancías a Jung shi por su publicación ^^