miércoles, enero 27, 2010

CRÍTICA: APOCALIPSIS Z: LOS DÍAS OSCUROS de Manel Loureiro

Por fin me he podido leer la segunda novela del pontevedrés Manel Loureiro tanto tiempo esperada, continuación de su opera prima Apocalipsis Z (publicada por Dolmen Editorial y serializada en un principio on-line), que en su momento tan buen sabor me dejó y que ya reflejé en el correspondiente post (pinchad aquí para poder leerlo), y que reza por título Apocalipsis Z: Los días oscuros, en esta ocasión publicada bajo el paraguas de Randmon House Mondadori dentro de su sello editorial Plaza & Janés.

Como ya habréis comprobado se trata nuevamente de una novela de terror dentro del subgénero de los zombis o los muertos vivientes, género que últimamente está ganando adeptos a marchas forzadas, iniciando lo que parece ser una segunda edad de oro del género después de las míticas películas de George A. Romero que supusieron un giro radical en la interpretación de los seres muertos que resucitan y vuelven a caminar entre los vivos y que marcaron una época y dejaron su impronta en el imaginario de toda una generación allá por las décadas de los 70/80... sin olvidarnos ahora en la gran pantalla de algunas de las más recientes, Resident Evil (basada en un videojuego) o 28 días después y sus secuelas, entre otras muchas más. Y digo que el género está comenzando a vivir una segunda juventud después del surgimiento de títulos en papel recientemente como Guerra Mundial Z de Max Brooks (así como su Guía de supervivencia zombi y su pronta adaptación a la gran pantalla), publicándose asimismo diversas antologías del subgénero a cargo de primeras y reputadas plumas a nivel mundial dentro o cercanos al género de terror (como puede ser la recientemente publicada en nuestro país por la Editorial Minotauro, Zombies, donde podemos leer relatos de grandes escritores como Dan Simmons, Stephen King, George R. R. Martin, Neil Gaiman…), y apunto de producirse un importante desembarco de títulos tanto autóctonos como foráneos de la mano de Dolmen Editorial, quien le dio la alternativa con su primera novela a Manel Loureiro como hemos apuntado anteriormente, así como de otras grandes editoriales que se están subiendo al carro.

Esta nueva novela de Loureiro comienza con un breve resumen general de la primera novela, consiguiendo con ello refrescar la memoria del lector que en su momento se la leyó así como posibilitar a los nuevos lectores, que por primera vez se enfrentan a este autor y trama, leerla sin problemas a pesar de no haberse leído la primera. Por lo tanto, recomiendo que el lector que se haya agenciado primero esta obra, y tenga intención de leerse también la primera novela publicada por Dolmen Editorial, se abstenga de leer el prólogo de la segunda y empiece directamente a leer a partir del primer capítulo de la misma.

Por lo demás, continuamos con la historia donde la dejamos en el primer libro… nuestros protagonistas, Manel, Viktor Pritchenko, Lucía, Sor Cecilia vuelan en helicóptero para ponerse salvo en uno de los puntos geográficos que se supone aún seguros en la Tierra: las Islas Canarias.
A diferencia de la primera novela donde los zombis podían tener un papel más relevante a causa de ser los causantes de los problemas y peripecias de nuestro protagonista intentando salvar su vida junto a su gato Lúculo, en esta segunda novela los zombis tienen un papel claramente secundario, son la mera excusa para que el autor nos cuente la historia de supervivencia de nuestros cuatro protagonistas en un medio claramente hostil y caótico, así como las relaciones que surgen entre ellos y los demás supervivientes que se encuentran por el camino, siempre marcadas por la tensión y las situaciones límites provocadas por la presencia de los primeros directa o indirectamente. A todo esto añadir las tiranteces, y consiguientes enfrentamientos, entre diferentes facciones de los supervivientes (republicanos y monárquicos) producidas a raíz de una situación de vacío de poder, un país descabezado donde la situación de pánico del momento ante la incertidumbre de hacia donde se encamina la humanidad provoca que surjan odios y rencillas entre aquellos que consideran que deben de encabezar el gobierno de una nación sin rumbo que ha dejado de serlo de facto.

Decíamos que los zombis eran unos meros secundarios en esta opereta, salvo si exceptuamos un capítulo donde de manera acertada Loureiro nos da una leve pincelada de cual podría ser el punto de vista de un zombi en una situación como ésta. Concretamente nos estamos refiriendo al capítulo siete, donde en cursiva se nos narra la historia de Jaime, de cómo llego a la “situación” en la que se encuentra y que, en el siguiente capítulo, vemos la misma escena y situación esta vez vista desde la perspectiva de nuestro abogado protagonista. Da la sensación que el autor nos quiere mostrar y demostrar que los zombis, fuera de ser seres irracionales y sin lógica ni rumbo previo preconcebido de de cómo actuar y qué hacer, son personas con algún tipo de razonamiento aunque muy remoto y oscuro, de cierta percepción de el entorno que los rodea, que son conscientes de dónde están aunque no comprendan de por qué están… pero siempre con una irrefrenable ansia de atacar a un ser vivo aunque no sean conscientes de que éste lo esté y de que ellos no lo estén. Como nos apunta Loureriro “…aún era capaz de sentir emociones primarias, como hambre, excitación… o ira”. Por supuesto, este capítulo séptimo está todo narrado en tercera persona a diferencia del resto de los capítulos donde aparece nuestro protagonista Manel que lo están en primera, pero sí estando en tercera persona cuando nuestro protagonista no aparece en ellos.

La visión de los No muertos puede ser interpretada de muchas maneras, según el autor que los trate y la historia que nos quiera ofrecer, muchas veces dependiendo del enfoque que se quiera dar a la historia y la importancia mayor o menor que tengan los primeros en la consiguiente trama. Naturalmente una de las primeras visiones que recordamos y tenemos muy presentes todos nosotros de un No muerto es el Frankenstein de Mary Shelley, pero la imagen que tenemos de ellos y que se ha hecho la norma y el arquetipo en todo lector de este subgénero ya consolidado no las dio Romero con su película La noche de los muertos vivientes allá a finales de los 60. A partir de ahí, los zombis los vemos de esa manera y no de otra. Y así son vistos en esta obra que tratamos hoy.

Por lo tanto, si tengo que comparar esta obra de Manel Loureiro con otra, teniendo siempre presentes la diferencia de formatos que pueda existir, y siendo siempre historias marcadamente diferentes en sí mismas, no puedo más que encontrar rasgos de similitud con el cómic Los muertos vivientes de Robert Kirkman y Charlie Adlard (Planeta DeAgostini), por darnos esa visión que antes hemos apuntado de ser los auténticos y principales protagonistas de la historia los pocos supervivientes que aparecen, siendo más importantes sus reacciones y sus maneras de solucionar las situaciones in extremis surgidas de repente y totalmente inesperadas para ellos, que provocan que los seres humanos consigan salir airosos (o no) de situaciones límites obligados por la nueva situación en la que se puedan encontrar, siendo por tanto los zombis meros secundarios en ambas historias, meras excusas para que los autores saquen a la luz la verdadera cara de la humanidad, la que es capaz de reaccionar ante una situación que les desborda ante algo desconocido e incomprensible, o la que es capaz de transformarse y sacar a la luz sus instintos más básicos y primarios, tanto para bien como para mal.

Una obra recomendable que se lee de un tirón, con posiblemente más acción que la primera, pero ahora con dos focos claramente diferenciados a la mitad de la misma y dos historias que se suceden claramente paralelas y con autonomía propia en la novela (los sucesos acaecidos en Tenerife y en Madrid), y que son la dos caras de una misma moneda, siendo la moneda el hecho de que el mundo casi ha sucumbido a un mortal virus que ha hecho levantar a los muertos, y las caras dos momentos surgidos de esta causa que provoca dos posibles efectos: los supervivientes intentando sobrevivir en lucha directa con los No muertos, y los supervivientes luchando entre sí por mantener y tener el control entre ellos mismos. Y, por tanto, uno se pregunta, ¿cuál es la verdadera y terrible amenaza a la que la humanidad se tiene que enfrentar realmente para poder sobrevivir?... estas casi 400 páginas posiblemente os lo desvelará… o no.

Un saludo cordial.

1 comentario:

Unknown dijo...

¡Hola superviviente!

Queríamos presentarte, como seguidor de los libros, el juego de mesa, basado en el bestseller de Manel Loureiro,

Estamos en una campaña de crowfunding en Verkami, con una gran acogida por parte de los mecenas, que nos han permitido financiar el juego en menos de 11 horas, desbloquear el primer objetivo de reglas avanzadas en menos de 24 y ahora casi llegando a objetivos para desbloquear ¡4 escenarios a la vez!

Te invitamos a visitar la campaña, así como a ayudarnos a difundirla:
https://goo.gl/MHqn8k

Un saludo