viernes, mayo 21, 2010

CRÓNICA: 28è SALÓ DEL CÒMIC DE BARCELONA (y III): Las Exposiciones (y II)

Continuando con las exposiciones de la edición número 28 del Saló Internacional del Còmic de Barcelona (la primera parte la podéis ver pinchando aquí) llegamos a la que llenó de música aquellos cuatro días que hoy ya sólo permanecen en el recuerdo: Los ritmos del cómic. El primer día, con el recinto casi vacío de visitantes, todo aquel espacio disponible -en uno de los extremos del pabellón, el más próximo a la salida- confería un aire desangelado a la exposición, dispuesta alrededor de las paredes y dejando la zona central al gran escenario que se había montado para los conciertos que estaba previsto que se dieran cada tarde.


Dividida en varias partes, mostraba el gran trabajo de recopilación de materiales e información realizado por el comisario de la exposición, Miquel Jurado –autor del libro Ver la música, escuchar el cómic, publicado este año por la Editorial Glénat-, para explicar la estrecha relación que desde principio del siglo XX tuvieron música y cine -El cantor de Jazz fue la primera película del cine sonoro- y el enorme potencial que los músicos y sus vidas tenían para recrear historias que fácilmente podrían trasladarse a la gran pantalla y, sobre todo, a las tiras de los periódicos o a las páginas de los tebeos.

Empezando por Cantant entre vinyetes, con un título confeccionado a base de recortar antiguos discos de vinilo y darles forma de letras, vimos cómo la música -en un principio fue el Jazz- y el dibujo de cómics fueron creciendo juntos y cómo ambas disciplinas acabarían complementándose en el único momento y en el único lugar del mundo en el que todo era posible: Los Estados Unidos.

En esta primera parte, la música se interpretaba y la vida de sus intérpretes se dibujaba. Una muestra de ello puede verse a través de las caricaturas de cantantes famosos de Joan Vizcarra, el retrato de un trompetista de Pepe González, las ilustraciones de Sergio Mora, dibujos de los Beatles o las páginas de las biografías adaptadas al cómic de Billie Holiday de Muñoz y Sampayo, o la de Louis Armstrong, Duke Ellington o Elvis Presley de Miquel Jurado y dibujos de Artur Lapeña, Danide y David Morancho, respectivamente.



Dejando atrás el stand en el que se vendían las camisetas, llegamos a Artistes de Vinil (aquí ya empezaba una a odiar los focos y los fluorescentes que impedían hacer una buena foto sin reflejos). La música en sus diversas modalidades -Jazz, Blues, Swing o Rock- había comenzado a popularizarse a finales de los años 30 hasta el punto de convertir la venta de discos en un negocio lucrativo.

Primero gramofónicos y más tarde de vinilo, los discos necesitaban una portada -algo imprescindible desde que apareció la primera, en 1939-, elemento que acabaría convirtiéndose en el soporte ideal en el que muchos diseñadores plasmaron sus mejores ilustraciones, algo a lo que no pudieron sustraerse evidentemente los dibujantes de cómics, quienes, tal y como tuvimos ocasión de comprobar en este espacio, materializaron carátulas con el estilo propio que los caracterizaba y mejor los identificaba y por el que eran fácilmente reconocibles.

Sobre todo rock, pero también baladas, música clásica, disco, para niños, pop, soul, punk, funky, rumba catalana... todos los estilos posibles tenían un diseño apropiado y un dibujante famoso que haría más apetitosa la compra del disco, conformando un tandem que el aficionado difícilmente podría rechazar, unas veces formando una pareja bien avenida: Hugo Pratt y Paolo Conte; Milo Manara y Riccardo (Richard) Cocciante; Moebius y Jimi Hendrix; Robert Crumb y Robert Johnson; Claire Brétècher y Gwendal; Gilbert Shelton y Gato Pérez; Jordi Bernet y Callejones; Peyo y el Padre Abraham en el país de Los Pitufos; Richard Corben y Meat Loaf; Jaime Martín y Kontainer; Equipo Crónica y Ovidi Montllor; Tha y La Vella Dixieland o Max que realizó portadas para discos de Radio Futura, Primavera negra y Los Planetas.

Otras provocando litigios que duraron años, como el caso de Nazario que dibujó la portada de la revista de Rock Cómix dedicada a Lou Reed y a éste le gustó tanto que la utilizó sin permiso como carátula para su disco Take no prisoners.

Justo detrás de los paneles, sobre unos grandes discos grabados a 33 rpm -que parecían ir girando en un tocadiscos- se distribuían temáticamente, en cinco grupos distintos, lo que parecían pequeñas cubiertas de “singles” dedicados a famosos dibujantes de cómic y los personajes que crearon: el grupo de Clásicos Europeos (Corto Maltés de Hugo Pratt, Milo Manara, Hermanos Dalton y Lucky Luke de Morris, Tintín y Milú de Hergé, Los Pitufos de Peyo, Makoki de Miguel Gallardo, Zipi y Zape de Escobar....), el dedicado a los Peanuts de Schulz (Charlie Brown, Snoopy, Woodstock, Lucy, Sally, Linus, Schroeder y su sempiterno piano de juguete...), el de los personajes de Marvel Comics (Spiderman, Estela Plateada, el Capitán América, La Cosa, Thor... ) y de DC Comics (Batman, Robin, Superman...), acabando con los Clásicos Americanos (Jungle Jim, Li'L Abner, The Spirit, Dick Tracy, Flash Gordon, Popeye, Garfield...).

Un recorrido por los protagonistas de muchos de nuestros tebeos favoritos vistos en un formato distinto al habitual, complementando la puesta en escena de la exposición: el imprescindible tocadiscos, los expositores con revistas, portadas de LP y sencillos...

Y la última parte y quizás también la más esperada e interesante desde el punto de vista del lector de tebeos: la música, los músicos, los instrumentos musicales, los cantantes, los grupos... tal y como han sido plasmados en las páginas de los tebeos, convirtiéndose, si no en protagonistas, sí en un “bajo continuo” que nos acompaña durante toda la historia.

El sonido del Jazz, el motor inicial de toda esta exposición, el mundo de los bajos fondos, violencia y escenarios de novela negra, se retratan en los originales de las páginas expuestas de historias como Hate Jazz de Horacio Altuna y Jorge González, Jazz Maynard de Raule y Roger o Torpedo de Abulí y Bernet; el lugar en el que ensayan un grupo de jóvenes en El local de Gipi; el ambiente del Tango en Fueye de Jorge González, pero también el cómix underground de Robert Grumb o el panorama musical de los años 80 en este país visto a través de los ojos de El Jueves.

Los instrumentos musicales, reales o imaginarios, o las referencias al baile, al canto, a la música o a su interpretación, pueden ser una mera anécdota, pero en las páginas y viñetas de cómic adquieren un aspecto distinto, sobre todo si son el resultado del trabajo de dibujantes convertidos en símbolos representativos de la historia del noveno arte: El príncipe Valiente de Hal Foster, Krazy Kat de George Herriman, Terry y los piratas o Steve Canyon de Milton Caniff, Gasoline Alley de Jim Scancarelli, Jiggs y Maggie de Bringing up father de George McManus, Rip Kirby de Alex Raymond, la Castafiore de Hergé, Cisco Kid de José Luis Salinas, Capitaine Baroud de José Larraz, Abbie and Slats de Al Capp y Raeburn van Buren, Los Pitufos de Peyo, Lucky Luke de Morris y Goscinny, Astérix y Obélix de Uderzo y Goscinny, o El Jabato de Francisco Darnís y Víctor Mora, sin dejar de hacer una mención especial a la magnífica ilustración a color de Moebius.

























Con sus originales -y otros muchos- tuvimos la gran suerte de deleitarnos, mientras pasábamos de la página a la viñeta y de la ilustración y la portada de revista a la tira de prensa, sin apenas percatarnos del tiempo que había transcurrido desde que comenzamos este viaje, siempre acompañados por la música y los cómics.

Esperemos repetir una experiencia similar en la próxima edición del Saló. Ya queda menos.

5 comentarios:

s e b a s dijo...

Un buen reportaje fotográfico de una exposición q no le dediqué el tiempo q necesitaba para verla, y q me he dado cuenta q estaba muy bien.

Jaime Martín dijo...

Susana, gracias por el reportaje: me acabo de enterar que estaba expuesto el trabajo que hice para Kontainer.

Por cierto, al final atrapé el resfriado ;-)

Susana dijo...

Sebas:
La verdad es que era una exposición muy completa, muy bien documentada y organizada temáticamente. Lo mejor fue verla el primer día, cuando aún no había demasiado agobio, para permitirnos recordar, mientras leíamos las cartelas y disfrutábamos de los dibujos, aquellas canciones que escuchábamos hace ya tanto tiempo.

Jaime:
¿Así que tu tampoco tuviste tiempo para pasearte por el Saló y ver las exposiciones? Deberíamos haberte comentado que habíamos visto la carátula del single que dibujaste en el año 1991.
Por cierto, espero que lo del resfriado no sea verdad, aunque no me extrañaría :-(

Jaime Martín dijo...

Susana:
Verdad de la verdadera. El año que viene ajustaremos cuentas ;-)

Susana dijo...

Ostras Jaime, siento haber ido repartiendo virus por el Saló y que los recogieras precisamente tú. Como el año que viene tenemos que ajustar cuentas, allí me verás, seguro, sin resfriado, espero.
Cuídate :-)